viernes, 9 de diciembre de 2011

El Candidato

-Jovencito, ¿Ves a ese señor de ahí?
-Si señora.
-Velo bien hijo, es un hombre importante, es el candidato a Representante de Distrito.
-No lo sabía.
-Obsérvalo con atención muchacho, ese hombre representa todo aquello que una persona nunca debería de ser.
-No la comprendo señora.
-Hijo, escucha y analiza a ese hombre, grábalo en tu mente para que nunca te conviertas en alguien así. Oye sus palabras, dice lo que todos quieren oír, sus frases están llenas de esperanza, pero todos sabemos que por bellas que sean es imposible que sucedan.
-Entonces, ¿Está mintiendo?
-Por supuesto, pero eso no es relevante muchacho, todos mentimos, lo grave es que no cree en sus palabras, si tan solo creyera en lo que dice, por imposible que sea, esta ciudad tendría esperanza. Su voz hueca lo delata, habla de algo que memorizó sin siquiera entenderlo, el no es el autor de su discurso, ¡Ja! si los políticos escribieran sus discursos no tendrían coherencia alguna. No hijo, ese hombre no cree en nada, la búsqueda de poder lo ha convertido en marioneta de otros más altos, pero él cree que maneja el espectáculo, está ciego y sordo para nosotros, no comprende a los habitantes, habla otro idioma, un idioma triste aunque suene afable, sus palabras no pesan, vuelan, se elevan, se evaporan. Por otro lado, los gritos del pueblo, los gritos de dolor y de hambre resuenan por todas las calles y su eco permanece, vibrante, potente, aunque él no lo entiende.
-Parece feliz...
-Puedo asegurarte que no lo es, solo sabe sonreír en público, en la intimidad su rostro se apaga, su cabello encanece, sus dolencias lo abrazan. La ambición desmedida nunca puede ser saciada, nunca dará descanso a aquellos que la portan, nunca aceptan que alguien esté por encima, pero siempre habrá alguien más arriba, porque el poder es un círculo y no una montaña, no importa donde estés, siempre verás a alguien si miras arriba.
-¿Por qué lo escucha la gente entonces?
-Porque no tienen el valor de enfrentarlo, no se atreven a decirle que saben que miente. Tampoco tienen el valor de ofrecerse como candidatos, los problemas son tan graves que prefieren dejarlos a otros y limitarse a seguir criticando. Son ignorantes y apáticos, los otros, son inhumanos y ambiciosos.
-Entonces, ¿quién puede hacer el cambio?
-No importa hijo, no es necesario, basta que cada día hagas lo correcto, que cada una de tus acciones esté basada en el respeto a los demás y a ti mismo, no importa lo que hagan los demás, ellos no importan, solo tu definirás el futuro de esta sociedad. El cambio nunca vendrá de afuera, solo puede nacer en ti. Adiós hijo, cuidate y no olvides este día.