jueves, 13 de febrero de 2014

La Celda

Esa mañana despertó en una fría celda de no más de 2 metros cuadrados, estaba sobre un catre ruidoso y muy incómodo, las sábanas estaban sucias y olían a humedad.

-¿qué pasa? ¿Cómo he llegado hasta aquí?

Trató de recordar, había ido a la cama como cualquier otro día, sólo, sin haber cenado, sin música, sin leer un poco, sin hablar con nadie, sólo así: del trabajo a la casa y a la cama. No recordaba haber soñado, sólo despertó con una sensación fría por todo el cuerpo, se vio en la penumbra, sintió los resortes del catre clavados en su cuerpo, se incorporó, y se dio cuenta de que estaba prisionero.

-Hola- llamó, -¿hay alguien ahí?-

Una tenue luz se colaba por una abertura en la puerta metálica que quedaba frente a el, era un hueco rectangular por el que podría caber un plato con alimento pero nada más grande que eso. Una sombra paso interrumpiendo la entrada de luz por un par de segundos.

-Hola- volvió a llamar -Hola, por favor, ¿quiero saber por qué estoy aquí?-
-¿quieres decir que no lo sabes?- contesto la sombra
-No, he despertado aquí, no se quien me ha traído ni por que.
-El por qué lo desconozco, pero sobre quien te ha traído...
-¿Quien ha sido? Dímelo por favor, esto no tiene sentido, ¡no he hecho nada malo!
-Nadie.-
-¿cómo? -
-Nadie te ha traído-
-pero eso es imposible-
-Improbable tal vez, pero tan posible que así ha sucedido.-
-te burlas de mi.-
-No, puedo asegurarte que nadie te ha traído, ¿cómo podría alguien haberte traído y encerrado si la cerradura de tu celda esta por dentro?-
-¿qué?

Así era, se acercó a la puerta y había una cerradura, y efectivamente parecía ser la parte que va por fuera.


-¿Lo ves?- dijo la sombra.
-¿qué clase de broma es esta?-
-Esta prisión se construyo de adentro hacia afuera, tu ya estabas dentro cuando se hizo, se creo alrededor de ti, tu eres el centro.
-Pero...-
-Tu sabrás por qué estas aquí.-
-¿Eres el guardia?-
-Soy un guardia, uno de muchos.-
-¿Puedes llamar a alguien que me explique que hago aquí?
-Puedo hacer muchas cosas, la pregunta es ¿haré lo que tu necesitas?-
-Quisiera irme d aquí-
-Supongo que sí-
-¿cuanto llevo aquí?-
-No lo se, yo llegue hoy.-
-Y ¿no sabes nada?-
-Se que tu estas ahí dentro y yo aquí afuera.-
-No resultas muy útil.-
-Cumplo una función, que te resulte útil o no, no depende mi.-
-Quisiera que estuvieras de este lado y ver sí te sigues burlando de mi en mi cara.-
-Parece que "quisieras" muchas cosas.-
-Al diablo contigo-

La sombra se fue. Se tiró en el catre de nuevo, trató de deducir lo que estaba sucediendo, ¿que había hecho para terminar ahí? Durmió, despertó, durmió y volvió a despertar, no tenía noción del tiempo, se angustió, lloró, grito a la sombra para saber sí seguía ahí afuera.

-¿Estas ahí?, ¡Hey! ¿Me escuchas?-
-Aquí estoy.-
-¿Puedes darme algo de comer?-
-Puedo hacer muchas cosas ya te lo he dicho, pero...-
-Si lo recuerdo, la pregunta es si las harás, ¡maldito seas!-
-Creo que no entiendes-
-¡Lárgate! ¡Déjame en paz!-

La sombra se fue.


-¡oye!, tengo hambre, ¡al menos dame agua!-
-Toma.- le dijo la sombra un par de minutos después mientras introducía un traste con agua por la abertura de la puerta.
-Gracias.- le dijo después de tomar, -aún tengo hambre.-
-Al menos ya no tienes sed.-
-Lo disfrutas ¿verdad?-
-¿Que cosa?-
-Torturarme-
-Yo no te estoy torturando.-
-Encerrar a un hombre, sin alimentos, en la penumbra, ¡eso es tortura!-
-Tal vez, pero no es a mi a quien debes culpar por ello, no soy yo quien te tiene en dichas condiciones.-
-Puede que así sea, pero contribuyes a ello, ¡tu eres el guardia!-
-Pues no veo como ser un guardia contribuye en algo a tu situación.-
-Por lo visto no ves muchas cosas.-
-Pues creó que tu ves menos aún.-

Así paso el tiempo, tal vez días, tal vez años, no sabría decirlo, se volvió débil y amargado, la sombra a veces le llevaba lo que quería, a veces no, no entendía su situación, no entendía a la sombra, hasta que un día...

-¿Es que nunca me dejarás salir de aquí?-
-¿es que nunca entenderás que yo no te he encerrado?-
-Pero sólo tu estas aquí, ¿a quién más me puedo dirigir?-
-Mientras sigas aquí, sólo a mi-
-¿lo ves?, sólo juegas conmigo, abre la puerta, ¡déjame salir!-
-Te lo dije cuando hablamos por primera vez, la puerta se abre de tu lado, sólo de tu lado.-
-¡Deja de burlarte de mi!- gritó. -¿cómo puedo abrir una puerta si no tengo la llave?-

En un arranque de ira se lanzó contra la puerta, giro la manija y para su sorpresa esta se abrió, no tenía llave. Se quedó atónito, salió lentamente, se encontró en un pasillo iluminado, miró hacia ambos lados, nada no había ninguna otra celda, la única otra puerta estaba justo frente a la suya, lo único que se interponía era la sombra, quien resultó ser un hombre musculoso, se veía más  joven que el y tenía cierto parecido a alguien de su pasado, pero no lograba recordar quien.

-¿qué broma es esta? ¿Por qué esta mi puerta abierta?-
-Nunca ha estado cerrada-
-No juegues conmigo...-
-Nadie juega contigo, siempre ha estado abierta, fuiste tu quien jamás intento abrirla.-
-¡tu me has tenido encerrado todo este tiempo! ¡Me has engañado!-
-Yo nunca dije que estuvieras encerrado, nunca dije que la puerta estuviera cerrada, siempre te dije que yo no tenía nada que ver con tu situación-
-Nunca me dijiste que podía salir-
-Nunca me lo preguntaste.-
-Tu eres el guardia, tu estas para evitar que escape.-
-Yo soy el guardia, peor nunca te impedí hacer nada, estoy para darte lo que pidas.-
-¿Por eso me matabas de hambre?, ¿cuantas veces te pedí alimento y no me diste nada?-
-Te di cuando pediste, pero tu la mayoría de las veces no me pedías nada, sólo mocionabas lo que te "gustaría", y eso no es pedir. Sin embargo cada vez que me pedías algo siempre te hice caso.-
-Por dios, ósea que ¿decir repetidas veces que tenía hambre no bastaba?-
-Decir no es pedir, dejarme claro que tenías hambre no es lo mismo que pedirme algo de comer. Nunca me preguntaste si podías salir, solo mencionabas que te gustaría hacerlo.-
-¿Insinúas que puedo largarme cuando quiera?-
-Siempre ha sido así-
-Que haya detrás de esa puerta?-
-Lo poco que te queda de vida.-
-¿por qué? Tantos años encerrado.-
-Insistes, nunca estuviste encerrado, simplemente nunca tuviste el valor ni la intención de ir más allá, te encontraste en una situación desagradable pero te conformaste con ella, te adaptaste y te quedaste, cuando lo único que necesitabas era abrir la puerta para que todo cambiara, hoy lo has hecho, hoy estas viejo y débil, debiste hacerlo antes.-
-Fui prisionero de mi mismo.-






viernes, 9 de diciembre de 2011

El Candidato

-Jovencito, ¿Ves a ese señor de ahí?
-Si señora.
-Velo bien hijo, es un hombre importante, es el candidato a Representante de Distrito.
-No lo sabía.
-Obsérvalo con atención muchacho, ese hombre representa todo aquello que una persona nunca debería de ser.
-No la comprendo señora.
-Hijo, escucha y analiza a ese hombre, grábalo en tu mente para que nunca te conviertas en alguien así. Oye sus palabras, dice lo que todos quieren oír, sus frases están llenas de esperanza, pero todos sabemos que por bellas que sean es imposible que sucedan.
-Entonces, ¿Está mintiendo?
-Por supuesto, pero eso no es relevante muchacho, todos mentimos, lo grave es que no cree en sus palabras, si tan solo creyera en lo que dice, por imposible que sea, esta ciudad tendría esperanza. Su voz hueca lo delata, habla de algo que memorizó sin siquiera entenderlo, el no es el autor de su discurso, ¡Ja! si los políticos escribieran sus discursos no tendrían coherencia alguna. No hijo, ese hombre no cree en nada, la búsqueda de poder lo ha convertido en marioneta de otros más altos, pero él cree que maneja el espectáculo, está ciego y sordo para nosotros, no comprende a los habitantes, habla otro idioma, un idioma triste aunque suene afable, sus palabras no pesan, vuelan, se elevan, se evaporan. Por otro lado, los gritos del pueblo, los gritos de dolor y de hambre resuenan por todas las calles y su eco permanece, vibrante, potente, aunque él no lo entiende.
-Parece feliz...
-Puedo asegurarte que no lo es, solo sabe sonreír en público, en la intimidad su rostro se apaga, su cabello encanece, sus dolencias lo abrazan. La ambición desmedida nunca puede ser saciada, nunca dará descanso a aquellos que la portan, nunca aceptan que alguien esté por encima, pero siempre habrá alguien más arriba, porque el poder es un círculo y no una montaña, no importa donde estés, siempre verás a alguien si miras arriba.
-¿Por qué lo escucha la gente entonces?
-Porque no tienen el valor de enfrentarlo, no se atreven a decirle que saben que miente. Tampoco tienen el valor de ofrecerse como candidatos, los problemas son tan graves que prefieren dejarlos a otros y limitarse a seguir criticando. Son ignorantes y apáticos, los otros, son inhumanos y ambiciosos.
-Entonces, ¿quién puede hacer el cambio?
-No importa hijo, no es necesario, basta que cada día hagas lo correcto, que cada una de tus acciones esté basada en el respeto a los demás y a ti mismo, no importa lo que hagan los demás, ellos no importan, solo tu definirás el futuro de esta sociedad. El cambio nunca vendrá de afuera, solo puede nacer en ti. Adiós hijo, cuidate y no olvides este día.

jueves, 24 de junio de 2010

Las Torres

Al norte y al sur de la ciudad, existen dos torres, construcciones muy antiguas de piedra, en forma circular, ascienden cientos de metros superando a cualquier otra construcción. Aunque no fueron creadas para ello, hoy albergan a los ciudadanos más viejos. Pequeñas habitaciones ocupan cada nivel, cada vez que un nuevo anciano es llevado a vivir ahí se le asigna la primer habitación del nivel más bajo, esto hace que todos se muden a la habitación siguiente y por consiguiente el habitante mas viejo va subiendo ocasionalmente de piso alejandose mas y mas de la sociedad que lo exilio allí. Como podemos imaginar esto dificulta cualquier intento por salir a los mas viejos, ya que son menos capaces de descender escaleras y cada vez son más las que los separan del unico acceso en la base. De esta manera la sociedad evita tener que soportar a quienes quieren recordarles las vijas costumbres, los modales tan pasados de moda, los principios y la educación que dejaron de ser parte de la vida diaria desde hace tantos años, que solo ellos los de los pisos mas altos pueden recordar lo que era vivir bajo estos estandares de civilidad. A decir verdad nadie sabe hasta que piso hay habitantes, y se murmura que en los ultimos pisos estan los cadveres de aquellos a quienes ni siquiera valio la pena el esfuerzo de bajarlos para darles sepultura y sencillamente los dejaron ahí, en descomposición, con un poco de suerte serán un foco de infección que ayude a exterminar a los de los pisos cercanos, librandonos así de su manutención por miserable que esta resulte.

La torre del norte esta destinada a los hombres y la del sur a las mujeres, alguien penso que era buena idea separarlos, como si tuvieran miedo de que fueran a reproducirse como una plaga si los encerraban juntos. Todos, el gobierno, los familiares y la población en general se sentian más comodos al tenerlos fuera de la vista, y no se daban cuenta de que aquella lastima que sentían al ver a un viejo vagando por la calle sin saber donde estaba, esa lastima era uno de los pocos signos de humanidad que se reflejaba en sus rostros tan amargados y acostumbrados a la viloencia. Por ello no solo se perdio la sabiduria de los ancianos al haberlos enviado a morir a las Torres, se perdio su compasión por los demas, se dio un paso mas hacia un individualismo totalitario.

martes, 18 de mayo de 2010

Estrella

               El viento es silencioso pero molesto, se siente caliente, como el aliento de una persona mucho más grande que uno, respirando justo sobre nosotros haciéndonos sentir incómodos pero incapaces de protestar. La calle por el contrario resulta bulliciosa, la gente fría fluye sin orden, no se miran, no se conocen ni les interesa hacerlo, todos buscan algo aunque la mayoría no sabe qué.

                Un hombre vende el periodico como cada mañana, ese hombre no es nadie. Fue alguien, pero eso fue hace tiempo, cuando Ella aún creía en él, y creía tanto que creó una ilusión de su vida juntos, una vida llena de felicidad. El envenenó esa ilusión con la mentira, se intoxicó tanto que la ilusión misma se volvio mentira. El quiso olvidarla, pero el olvido se negó a alcanzarla, de manera que su amor se fue volviendo malestar, resentimiento contra todos; los años pasaron y él vivía enojado con la vida, pero la ira también se agota y al fin se volvió tristeza, profunda, pesada, demasiado para su poca fuerza.
El no sabe que ella ha muerto; esa misma madrugada mientras el sentía una extraña angustia, un molesto hueco en el estomago, la melancolía nublaba su mente y por unos minutos pensó en ella. Su nombre era Estella.